Temporada 2023-2024
VISIÓN GENERAL DE PLAGAS EN UVA DE MESA
“Las plagas este año estuvieron más agresivas que nunca”, “esta fue una temporada de arañitas”, “los insectos han cambiado su comportamiento y los plaguicidas ya no tienen la misma eficacia…” En este artículo proponemos algunas respuestas y un resumen de lo ocurrido con las plagas en uvas de mesa durante la última temporada.
Resulta prácticamente imposible que el lector no se sienta familiarizado con estas aseveraciones y es altamente probable que las haya escuchado en más de una oportunidad o incluso haya emitido juicios similares.
¿Qué ocurre entonces con las plagas?, ¿realmente su agresividad es cada año mayor?, ¿hay alguna forma de predecir su comportamiento con anterioridad a que nos genere un daño económico?, ¿hay factores climáticos que favorecen a ciertas plagas y perjudican a otras?, ¿podemos hoy aventurar cuáles serán nuestros mayores problemas la próxima temporada?
En este artículo intentaremos dar respuesta a algunas de estas preguntas, realizaremos un resumen de lo ocurrido con las plagas en uvas de mesa en Chile durante la última temporada, al tiempo que entregaremos información valiosa sobre las dinámicas de las plagas, su comportamiento, épocas críticas de control y factores predisponentes que favorecen o deprimen sus poblaciones.
ANÁLISIS DE PLAGAS EN UVA DE MESA
BURRITO DE LA VID, Naupactus xanthographus (Germar)
Este curculiónido, endémico del Cono Sur, ha sido posiblemente uno de los principales problemas de la vid durante toda su historia en Chile. Si bien siempre se ha indicado que el burrito de la vid es una especie originaria de nuestro país, hay autores que sugieren que en realidad habría sido introducido desde Argentina (Wibmer y O’Brien, 1986).
Además de su connotación como plaga primaria, esta especie es profusamente buscada por algunos mercados de destino, en atención a su potencial cuarentenario.
Situación actual: se ha observado un importante incremento en las poblaciones de burrito de la vid en las últimas temporadas y la temporada 2023-2024 es, sin lugar a duda, una de las que reporta más problemas con esta plaga en uva de mesa. Intensos ataques, con niveles poblacionales exageradamente altos, que sobrepasaban con creces sus niveles de daño económicos (generalmente cercanos a 2 a 3 individuos/m3 de suelo), han comenzado a ser cada vez más comunes.
Causas de su prevalencia: en las últimas temporadas esta plaga ha ido incrementando sus poblaciones de manera muy acelerada, posiblemente como respuesta al cada vez menor número de alterativas de control químico. Esto ha generado un efecto acumulativo del problema, lo que ha hecho que sus ataques no solo se limiten a sus clásicos hospederos (ej., vid, alfalfa, kiwi), sino que haya comenzado a afectar, con gran agresividad, a cultivos que en el pasado sólo eran hospederos secundarios u ocasionales para esta plaga, como cerezo, nogal, ciruelo y manzano, entre otros.
Durante 2022-2023, fue común observar en calicatas más de 20 larvas por m3 de suelo, especialmente en la zona que va desde Valparaíso a Maule. Este inusual número de individuos es explicado, entre otros factores, por las favorables condiciones climáticas de la última temporada, donde hubo escaso frío y alta pluviometría, factores que intervinieron directamente en la temperatura del suelo, resultando en una mayor proporción de emergencias de adultos. Es trascendente mencionar que existe una estrecha influencia de la temperatura del suelo sobre la emergencia de los adultos, proceso que se inicia cuando el suelo alcanza una temperatura de 13,5o C a una profundidad de 20 cm (Ripa, 1992).
Estas condiciones ambientales fueron también precursoras de una mayor proporción de malezas como maicillo y bledo, especies vegetales donde el burrito se alimenta activamente, siendo incluso más eficiente su desarrollo en dichos sustratos que en la vid.
Opciones de control: en cuanto al control químico, muy pocos principios activos con autorización de uso son efectivos en el control de burritos. Actualmente las opciones se limitan exclusivamente a cyantraniliprole e indoxacarb, además de los excelentes resultados que hemos observado con la utilización de bandas tóxicas en base al piretroide bifenthrin.
Considerando la exigua oferta de alternativas disponibles en el mercado, la clave estará en posicionar adecuadamente las moléculas y no sobre estimar sus residualidades. Los adultos emergen en tres momentos: septiembre-octubre; diciembre-enero y marzo-abril. De todas sus emergencias, la de septiembre es la más importante, pues los insectos se alimentan de brotes tiernos y pueden llegar a inutilizar una planta. Posteriormente la emergencia de enero es difícil de controlar, por las limitaciones de los activos en ciertos mercados de destino, al tiempo que la de marzo debe abordarse como un tratamiento de post cosecha, cuyo objetivo será mitigar la presión de la plaga para la siguiente temporada.
Muy auspiciosos han resultado los tratamientos biorracionales, y se han logrado excelentes resultados con nematodos entomopatógenos (ej., Steinernema feltiae) y algunas cepas de hongos como Beauveria bassiana y Metarhizium anisopliae (=M. brunneum). Estos productos, como es usual en los biorracionales, son muy dependientes de una adecuada aplicación y sobre todo, de un correcto momento de aplicación, de acuerdo a la biología de la plaga y condiciones del suelo.
TRIPS DE CALIFORNIA, Frankliniella occidentalis Pergande.
Una de las invasiones biológicas más importantes y dañinas en la historia de nuestra agricultura, es la ocurrida con el “trips californiano” en la primera mitad de la década de 1990. Introducida aparentemente desde Argentina, sus primeras detecciones ocurrieron en 1995, en carozos de la zona de Los Andes y Colina.
Se trata de una especie proveniente de un clima homólogo al chileno y que encontró en nuestro país condiciones óptimas para su establecimiento y desarrollo. Al ingresar a Chile, este agresivo trips desplazó a casi todas las especies de tisanópteros presentes en los agroecosistemas de vid de fines del siglo pasado, como el “trips europeo del brote” Drepanthrips reuterii, “trips de la cebolla”, Thrips tabaci y la especie endémica Frankliniella australis, conocida vernacularmente como “trips del palqui”.
Es posiblemente una de las tres principales plagas agrícolas de la uva de mesa en la actualidad, generando daños económicos significativos en cada temporada.
Situación actual: si bien esta especie ha ido moderando la intensidad de sus ataques respecto a los primeros años de su arribo a Chile, es una plaga cuyo control sigue siendo muy importante durante la floración de la uva de mesa y, en algunas variedades, también en épocas cercanas a pinta. En las últimas temporadas se han observado altos niveles poblacionales en las zonas de Ovalle, Chacabuco, Buin y Paine, los que tienden a reducir su intensidad en la medida que se van desplazando hacia su distribución meridional y septentrional.
Causas de su prevalencia: el trips de California es un insecto que posee una estrecha dependencia con las condiciones de pluviometría invernal. Producto de su gran polifagia, esta especie habita en una gran cantidad de hospederos cultivados, vegetación nativa y flora arvense presente en los predios. De esta manera, aquellas temporadas en las que hay condiciones propicias para el desarrollo de vegetación auxiliar, son los años en que la especie ve incrementadas sus poblaciones y, por lo tanto, la presión de la plaga sobre el cultivo es mayor. Los problemas más severos se originan cuando la vegetación circundante a la vid (ej., espino, yuyo, mostacilla), se seca en el mismo momento en que en la vid hay estados fenológicos susceptibles al ataque del trips. Así, es común que este fenómeno ocurra durante noviembre, y las poblaciones migren desde sus hospederos silvestres hacia las inflorescencias de la vid, provocando importantes daños en el ovario de la flor, que posteriormente repercutirá ocasionando uno de sus dos daños: las lesiones denominadas “halo spot”, o daño por ovipostura, y el menos conocido “russet” en bayas, producto de la alimentación de estados larvarios en bayas de hasta 5 mm de diámetro.
Opciones de control: las opciones presentes en el mercado en la actualidad son bastante numerosas, siendo las spinosinas, spinosad y spinetoram, junto al neonicotinoide acetamiprid, los productos más utilizados. Recientemente han ingresado al mercado interesantes alternativas, entre las que destacan flupyradifurone, un insecticida sistémico del grupo de los butenolides, que ha tenido un auspicioso control de esta plaga; cyantraniliprole, molécula sistémica, multi espectro y de alta eficacia, aunque con algunas restricciones de tolerancias en ciertos mercados, y finalmente flonicamid, un novedoso insecticida sistémico, único representante del grupo 29, que ha ingresado recientemente y exhibe un interesantísimo control de trips y plagas picadoras chupadoras, pero que hasta el momento no cuenta con registro en uva de mesa.
Entre las alternativas bio racionales, las opciones son pocas, destacando la formulación orgánica de spinosad, la bacteria Chromobacterium subtsugae y el hongo entomopatógeno Beauveria bassiana en su cepa GHA, entre otros.
CHANCHITOS BLANCOS, Pseudococcus spp.
Los chanchitos blancos son la principal plaga de la uva de mesa en Chile. A diferencia del resto de las plagas tratadas en este artículo, el problema de los chanchitos blancos no se circunscribe a una especie en particular, sino a la familia Pseudococcidae. En efecto, esta familia -la segunda más numerosa del orden Hemiptera-, es profusamente buscada en las inspecciones cuarentenarias, siendo responsable cada año de millones de cajas de fruta rechazadas. La principal problemática reside en su compleja identificación taxonómica, siendo muy difícil de identificar cuando se encuentran en estados inmaduros de desarrollo. Asimismo, algunas especies son endémicas, lo que repercute directamente en su connotación cuarentenaria.
Situación actual: el problema de los chanchitos se ha mantenido relativamente estable en las últimas temporadas, siendo la especie Pseudococcus viburni la principal causa de problemas y rechazos cuarentenarios de la fruta chilena. Lamentablemente, desde hace algunos años hemos observado que otras especies han comenzado a ser cada vez más frecuentes en la vid, llegando incluso a desplazar a P. viburni de algunas zonas donde en el pasado predominaba.
Es el caso de Pseudococcus meridionalis y Pseudococcus cribata en la zona central de Chile, las que son muy abundantes en las regiones Metropolitana y O’Higgins. Una situación similar ocurre con un representante del género Planococcus que habita en la zona de Copiapó y que desde 2020 ha atacado con inusitada fuerza los parronales de dicho valle de la Región de Atacama. Respecto a esta especie, hay que ser muy cuidadoso, pues históricamente ha estado en entredicho; ha sido reportada por múltiples autores como Planococcus ficus (ej., Ezzat & McConell (1956), González (2011), CABI (2022)), sin embargo, el Servicio Agrícola y Ganadero no la reconoce como presente en Chile y la incluye en el listado de plagas cuarentenarias no presentes en el país, indicando que la especie que habita en las vides del norte es Planococcus citri, quien sería el único representante de este género en nuestro país.
Otras especies como Pseudococcus longispinus y Pseudococcus calceolariae, si bien habitan en la vid, son bastante menos frecuentes e importantes.
Causas de su prevalencia: la principal dificultad para controlar chanchitos blancos radica en el complejo de especies que afecta a la vid, todas con características biológicas muy diversas, un tema que fue tratado ampliamente en el primer número de esta revista (Volosky, 2022).
Otro de los problemas que explican la vigencia de esta plaga está en la calidad de las aplicaciones, siendo en muchos casos deficientes. Hemos observado una estrecha correlación entre aplicaciones a altas velocidades y fallos en las estrategias de control.
Asimismo, la implementación de programas de control tardíos, que inician en épocas cercanas a la floración de la vid, ha evidenciado poca consistencia respecto a aquellas estrategias que comienzan en sincronía con la primera generación (septiembre-octubre).
Opciones de control: insecticidas de contacto y sistémicos deben ser alternados de acuerdo al evento biológico en que se encuentre la plaga. Así, en procesos migratorios del chanchito blanco, los insecticidas de contacto son siempre muy eficientes, mientras que en momentos de alta actividad trófica, los sistémicos son las mejores opciones. Entre las alternativas no hay muchas novedades, destacando las moléculas buprofezin, espirotetramato, sulfoxaflor y los neonicotinoides acetamiprid, imidacloprid y thiamethoxam. Las restricciones de uso de productos organofosforados y carbamatos deben ser vistas como una noticia positiva, pero a la vez exige un posicionamiento muchísimo más prolijo de las pocas herramientas que disponemos.
Respecto al control con insecticidas biorracionales y controladores biológicos, será necesario continuar evaluando alternativas, toda vez que de momento solo hay un puñado de productos que pueden aportar a la estrategia de control.
Los manejos agronómicos como el descuelgue de racimos serán muy importantes en el éxito de la estrategia.
LANGOSTINOS, Empoasca sp.
Desde hace cinco temporadas comenzaron a ser frecuentes reportes de infestaciones de langostinos (Hemiptera: Cicadellidae) en uva de mesa, los que estaban concentrados principalmente en la zona norte (Copiapó, Vicuña) y, de forma más intermitente, en localidades de las regiones de Valparaíso y Metropolitana. Se trata de una situación que llama mucho la atención, pues hasta ese momento, existían escasos reportes de ataques de Cicadélidos en uva de mesa, siendo la única especie mencionada por la literatura Balclutha aridula o “langostino de la ballica” (González et al., 1973).
Los principales ataques han ocurrido en la variedad Autumn Crisp y se caracterizan por aflorar con fuerza en épocas cercanas a cosecha, generando un importante encarrujamiento de hojas, acompañado de una inusual coloración rojiza en el follaje.
Esta especie ha sido mencionada como Empoasca vitis, sin embargo, de acuerdo a una exhaustiva revisión bibliográfica y colectas de ejemplares realizadas en el norte y centro de nuestro país, creemos que no se trataría de dicha especie. Es importante aclarar que Empoasca vitis no ha sido reportada en Chile, y que su distribución a nivel mundial está principalmente circunscrita al hemisferio norte. En Sudamérica, solo existe un reporte de su presencia en Bolivia, lo que nuestro juicio es bastante dudoso y podría corresponder a una incorrecta identificación. En Chile el género Empoasca está representado por nueve especies y la especie en cuestión estaría próxima a Empoasca fabae.
Situación actual: los ataques de este langostino se han presentado con fuerza en algunas temporadas, generando daños en ciertas variedades de uva de mesa, dentro de las que destaca Autumn Crisp, posiblemente su principal hospedero frutal.
Al no existir estudios de su biología, no existe claridad respecto al número de generaciones, sus hospederos alternativos, ni de su eventual acción como vector de virus o fitoplasmas. Los mayores ataques se presentan siempre en la zona alta del Valle de Copiapó, aunque también ha sido habida en sectores bajos del valle. Hacia el sur, su presencia es ocasional, habiendo sido reportado en Vicuña, Ovalle, San Felipe y Santiago.
Causas de su prevalencia: el factor que mejor explica la presencia de esta especie en cuarteles de uva de mesa son sus hospederos alternativos, siendo el “pimiento boliviano” uno de los más relevantes.
Opciones de control: no hay estudios confiables respecto a la eficacia de los insecticidas en el control de Empoasca sp., aunque se percibe que los productos sistémicos logran una relativa mayor eficacia respecto a los productos de contacto; sin embargo, debido a sus altos niveles poblacionales, muchas veces no es suficiente con las aplicaciones químicas.
Trampas cromotrópicas de color amarillo son muy útiles para detectar ataques y reducir la población de langostinos, mientras que ciertos manejos culturales, como el deshoje en épocas cercanas a floración, ayudan a reducir la presión de la plaga al interior del predio.
En lo relativo al control natural, existe información bibliográfica que indica que parasitoides del género Anagrus (Hymenoptera: Mymaridae) son excelentes controladores de Empoasca spp. En Chile se ha reportado la especie Anagrus armatus.
ÁCAROS
FALSA ARAÑITA DE LA VID, Brevipalpus chilensis Baker
El gran problema relacionado con la falsa arañita de la vid es su carácter cuarentenario. Por tratarse de una especie endémica de Chile, y pertenecer a un género que a nivel mundial ocasiona importantes perjuicios económicos en cultivos, es una especie que genera mucho temor en los mercados de destino de nuestra fruta, algunos de los cuales han interpuesto medidas cuarentenarias muy estrictas, como la fumigación con bromuro de metilo.
Situación actual: los ataques de Falsa arañita en uva de mesa son muy esporádicos, sus niveles poblacionales son, por lo general, muy bajos, no generando un daño directo al cultivo. Sin embargo, producto de su connotación cuarentenaria, es una plaga que debe ser prolijamente monitoreada y controlada para evitar sus detecciones en fruta, pues su mera presencia es causal de rechazos en destino.
En los últimos años se han realizado grandes esfuerzos para promover el System Aproach como una forma de evitar las fumigaciones y de paso mejorar la condición de la fruta, sin embargo, este viejo anhelo aún no es una realidad.
Causas de su vigencia: la cercanía de la vid con hospederos alternativos, ya sean frutales, ornamentales o silvestres, es la principal causa de detecciones de esta especie. Dentro de los hospederos frutales, destacan cítricos, vid vinífera, chirimoyo y kiwi; entre las especies ornamentales, la ligustrina emerge como su principal hospedero, seguido de cerca por la enredadera Ampelopsis, y en cuanto a los hospederos silvestres, el palqui (Cestrum parqui) es probablemente el más importante.
Opciones de control: el control de esta especie es básicamente químico y la época en que se controla es clave en el éxito de las estrategias. Se trata de un ácaro que tiene 5 a 6 generaciones por temporada, inverna en estado de hembra adulta fertilizada y comienza su ciclo sincronizadamente con la brotación de la vid. Al finalizar el invierno, las hembras invernantes -que se refugiaron del frío bajo el ritidomo-, se desplazan hacia las yemas algodonosas o brotes, y oviponen los huevos que darán origen a la primera generación de primavera. Este momento es de suma importancia en el control para disminuir las infestaciones y reducir la expresión final de la plaga en la fruta.
Las moléculas más eficaces en el control de Brevipalpus chilensis son acrinatrina, etoxazole, spirodiclofen, acequinocyl, fenpyroxymato y bifenthrin, siendo clave el adecuado posicionamiento de los activos de acuerdo a su modo de acción. Así, los piretroides acrinatrina y bifenthrin muestran un excelente control sobre las hembras adultas que dan origen a la primera generación; los acaricidas ovicidas etoxazole y spirodiclofen tienen su mejor acción en épocas previas a la floración, y aquellos acaricidas que afectan la respiración (ej., acequinocyl, fenpyroxymato), tienen óptimos controles después de cuaja.
No está demás indicar la importancia que se respeten las carencias y se cumpla con las tolerancias de los mercados de destino de la fruta, así como también, realizar una correcta rotación de los activos según su modo de acción.
ARAÑITA ROJA DE LA VID, Oligonychus vitis
La arañita roja de la vid es un habitante común de las vides de las regiones de Coquimbo y Atacama, zona donde encuentra las mejores condiciones para su desarrollo. Históricamente sus ataques se presentan en la época estival cercana a cosecha o en post cosecha. Es una especie que afecta principalmente el haz de la hoja, donde es usual observar poblaciones extraordinariamente abundantes, las que pueden sobrepasar largamente los 300 individuos. A diferencia de otras arañitas, escasamente coloniza el racimo, y su principal daño es la pérdida de la actividad fotosintética de la hoja por efecto de su alimentación. En ataques severos es capaz de defoliar un parronal, pero generalmente el daño más característico es la coloración marrón que toman las hojas.
Situación actual: la Arañita roja de la vid es una plaga que no tiene grandes fluctuaciones poblacionales entre temporadas, siendo su daño bastante similar entre temporadas. La última temporada no fue la excepción, habiendo sido reportada en varias localidades, pero generalmente en épocas de post cosecha, donde su daño no es tan relevante.
Entre las curiosidades que se han observado en las últimas temporadas, está su desplazamiento hacia el sur, siendo cada vez más frecuentes sus ataques en la región de Valparaíso (San Felipe) y Metropolitana (Maipo, Buin, Paine).
Causas de su vigencia: el más importante factor que explica el problema de Oligonychus vitis es el control inoportuno. En efecto, la mayoría de los problemas asociados con esta especie se presentan en cuarteles donde no hay tratamientos preventivos y sus controles se circunscriben a aplicaciones en post cosecha.
Al igual que otras especies de ácaros, el impacto de los hospederos secundarios o alternativos es muy relevante. Especies comunes en predios de uva de mesa, como el Crataegus, el eucaliptus, o el pimiento boliviano, albergan importantes poblaciones de este tetraníquido y actúan como fuente de inóculo para la vid.
Opciones de control: Oligonychus vitis es una de las especies de ácaros que tiene un buen control biológico en nuestro país. Controladores naturales como Parasthetorus histrio (Coleoptera: Coccinelidae) y Oligota pygmaea (Coleoptera: Staphylinidae) son excelentes depredadores de la Arañita roja de la vid, razón por la cual sus poblaciones deben ser promovidas al interior de los huertos. La utilización de corredores biológicos con especies vegetales atractoras de estos depredadores ha mostrado un gran éxito (ej., Helianthus sp.).
En cuanto al control químico, la mayoría de los acaricidas son efectivos para controlar esta plaga, siendo las moléculas etoxazole, pyridaben, fenpyroxymato y spirodiclofen los más utilizados.
ERIÓFIDOS, Colomerus vitis, Calepitrimerus vitis.
Hasta hace algunas temporadas, los eriófidos fueron bastante populares para explicar problemas de brotación observados en algunas variedades de uva de mesa. Se les atribuyeron sintomatologías como la muerte de yemas, acortamiento de entrenudos, crecimientos zigzagueantes en brotes y/o deformación de hojas y se llegó al extremo de realizar múltiples aplicaciones en diferentes épocas, las que estuvieron lejos de resolver los problemas.
Lo cierto es que, al realizar los análisis de yemas, nunca vimos una correlación entre el número de ácaros y el daño en las yemas; en ocasiones podíamos observar 40 o más individuos en yemas que se encontraban en perfecto estado, mientras que, en otras oportunidades, se observaba necrosis aun cuando no había individuos presentes, o su número era muy bajo (1 a 3 eriófidos/yema).
No se puede desconocer que algunas variedades tienen cierto nivel de susceptibilidad (ej., Krissy), pero también es cierto que la mayor parte de estos síntomas pueden ser explicados por otros factores, como deficiencias nutricionales, incompatibilidad patrón-injerto, hongos de madera o virus, entre otros.
Situación actual: las poblaciones de Colomerus vitis siguen siendo abundantes en gran parte de las vides de nuestro país, sin embargo, es una plaga secundaria u ocasional, mucho más común en agroecosistemas no intervenidos que en cuarteles comerciales de uva de mesa. Respecto a Calepitrimerus vitis, vale indicar que es una especie muy poco frecuente en Chile, y que no la hemos encontrado en uva de mesa desde hace al menos 5 temporadas. Los últimos reportes que conocemos se presentaron en la zona de Alhué en vid vinífera.
Causas de su vigencia: en caso de estar presentes, la principal causa de las infestaciones de eriófidos es la contaminación desde viveros. Otro punto importante es la eliminación de los tratamientos de azufre.
Opciones de control: el control de Colomerus vitis debe ser realizado en épocas en que este eriófido sale de la yema y logra exponerse. Esta situación ocurre entre los estados fenológicos de yema algodonosa y pre flor, posterior a esto, los eriófidos regresan a refugiarse al interior de las yemas y no vuelven a salir. El control más eficiente se realiza con azufre en polvo y acaricidas como abamectina, pyridaben y spirodiclofen. Por su parte, Calepitrimerus vitis es una especie que suele colonizar la hoja en verano, y grandes poblaciones son capaces de dañar severamente el follaje, tornándolo grisáceo y con un característico aspecto coriáceo. El control es similar al de la especie anterior.