Cristián Allendes sobre la uva de mesa en Chile… y Perú

“LOS GENETISTAS NO SE HAN COMPORTADO COMO SOCIOS ESTRATÉGICOS”

Como productor, el 100% de lo que cultiva son variedades licenciadas y el 40% de sus parrones están bajo plástico. Como Gesex produce y exporta uva de mesa desde Chile y Perú. Como referente gremial es crítico del Comité de la Uva de Mesa y como innovador lo es respecto de los programas genéticos. Sin embargo, es optimista del futuro de la uva de mesa.

Cristián Allendes Marín produce uva de mesa, carozos y cerezas en su empresa, Agrícola La Hornilla, y es presidente del directorio de Gesex, una de las principales exportadoras de uva de mesa del país y que en la actualidad también produce uva de mesa en Piura, extremo norte de Perú. Sin embargo, además, con cerca de 25 años de trayectoria, Allendes es un referente gremial del sector agrícola, ámbito en que llegó a ser presidente de FEDEFRUTA y presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura.

“Me eduqué en un colegio jesuita, donde participaba de las directivas de curso y supongo que allí me picó el ‘bichito’”, indica, para explicar su vocación gremial. “La familia, por el lado de mi madre, fueron siempre agricultores y desde niños que pasábamos tiempo en el campo, con los trabajadores del campo y sus familias, por lo que, desde aquellos tiempos que he tenido la inquietud social”, complementa.

Hace más de 25 años lo invitaron a una reunión de la asociación de agricultores de Melipilla y, por opinar más de lo normal, le propusieron integrarse a la directiva. “Fui director por algún tiempo y luego presidente de la Asociación de Agricultores de Melipilla por diez años. Posteriormente participé del directorio de FEDEFRUTA y fui presidente de FEDEFRUTA. Luego dos años desvinculado de la actividad me propusieron integrar el directorio de la SNA, en lo que estuve dos años, hasta que me pidieron postularme y fui presidente de la SNA por otros dos años”, resume Allendes y se manifiesta muy satisfecho de los más de 20 años en el primer plano del mundo gremial.

“Hoy estoy feliz con mis actividades agrícolas propias, así como en la sociedad donde soy presidente, la exportadora GESEX. Estoy lleno de desafíos en esos dos ámbitos. Además de poder dedicar algo de tiempo a actividades más personales, como los caballos y mi afición por la actividad corralera, donde participo con todos mis hijos. Hoy estoy empezando a tener un poquito más de tiempo, aunque tampoco ha sido mucho y a veces no logro entrenar en toda la semana”, manifiesta.

AGRÍCOLA LA HORNILLA Y GESEX PERÚ

En la actualidad Agrícola La Hornilla produce en 750 ha de uva de mesa, cerezas y carozos, otras más de 250 ha en sociedad con un fondo de inversión. “Estamos bien activos en cuanto a proyectos. La temporada recién pasada crecimos harto en uva de mesa y el próximo año vamos a tener un crecimiento importante en carozos y algo en cereza, en tanto seguimos renovándonos”. La superficie de uva de mesa de La Hornilla es de cerca de 300 ha y en un 100% corresponde a variedades licenciadas. Allendes estima que todavía están a un 70% de producción respecto del total plantado de frutales.

“La razón fundamental por la que estamos creciendo es porque hoy todos mis hijos trabajan conmigo en Agrícola La Hornilla, tres agrónomos y un comercial. Si estuviera solo no me interesaría crecer. Como ellos se involucraron, seguimos adelante con más proyectos”, precisa el productor.

¿Cómo fue el proceso de recambio varietal de la uva de mesa en La Hornilla?

No fue algo muy pensado. Cuando entraron los programas genéticos a Chile, desde el principio nos metimos con casi todos. Incluso, por casi 10 años, tuvimos un programa israelita propio, que nos salió harto caro. Tuvimos cerca de 100 variedades y no resultó ninguna. Decidimos que debíamos estar en los programas de las nuevas variedades porque las tradicionales venían dando problemas hace rato. De producción, de condición, de mercado y estábamos aburridos con varias de esas variedades.

¿Cómo evalúas la relación comercial con los programas?

He sido crítico con los programas. Si bien tuvimos la buena idea y la visión de entrar desde el principio, por intentar innovar más que el resto, en un momento tuvimos cerca de 16 variedades y muchas fracasaron. En los últimos 7 años hemos cambiado más de 100 ha de nuevas variedades licenciadas. Perdiendo la inversión y pagando el royalty. En algunos casos nos aceptaron cambiar por otra variedad sin cobrar de nuevo, pero, la verdad es que en esas 100 ha perdimos una fortuna. Al final los royalties que pagamos son lo de menos respecto de los años perdidos.

¿Con qué tipo de problemas se encontraron?

Variedades que no soportaron la lluvia, como Krissy, de la que teníamos 30 ha; variedades muy ricas de sabor, pero malas para producir; variedades como Timco y Allison, que cuando firmamos el contrato solo se iban a entregar 1.000 hectáreas, pero luego se abrieron a todo el mundo y ahora hay 2.500 ha. Así han actuado dos o tres de los programas más importantes. Les he dicho a sus gerentes que deberían asumir una visión más global y parece que hoy día lo están considerando más. No solo interesa lo que ocurre en Chile, sino que -también- en Perú y Sudáfrica, porque toda esa fruta llega a los mismos mercados. O sea, estamos compitiendo con las mismas variedades y nos estamos desangrando entre todos los orígenes, en tanto ellos reciben los royalties de todos. El productor es su socio por 15 o 20 año o por lo que dure la variedad, pero al tercer, cuarto o quinto año puede que ya no tenga recursos con qué pagarles. Entonces, al final también es malo para ellos. Cuando una variedad que podría optar a USD20 FOB se planta en exceso y termina en 15 o 10 FOB, ellos reciben menos plata por caja y a nosotros se nos hace el negocio muy estrecho.

Te tocó vivir el recambio varietal de los carozos y el de la uva de mesa, ¿cómo se comparan ambos procesos? ¿Ambos igual de traumáticos?

Fue más traumático el recambio varietal de la uva de mesa, porque hubo muchas variedades que no funcionaron y eso resultó muy, pero muy caro. Partiendo porque producir uva de mesa es mucho más caro que producir carozos y plantar un parrón es mucho más caro que plantar un huerto de carozos. La uva de mesa nos dio muchos más dolores de cabeza, por las variedades que no sirvieron y porque los genetistas, en general, no se han comportado como socios estratégicos. Me hubiera gustado una mayor reciprocidad de parte de los programas.

Hablando de las variedades que han prosperado, ¿qué tanto se han cumplido las expectativas sobre las nuevas variedades en general? Desde el punto de vista del productor, el exportador, el cliente y el consumidor

Creo que ha habido de todo. Me parece que ha aumentado el consumo y que los consumidores están más contentos comprando lo que hoy día compran. Para ser honestos, cuando en un supermercado se vendía una Thompson del promedio o de las del 90% de Chile e ibas a verla en abril o mayo en EEUU, era un desastre, horrible, mala, que no propiciaba el consumo. Pero si vas ahora en esas mismas fechas o de febrero en adelante, a ver una Autumn Crisp, una Sweet Globe o una Arra, u otra, te encuentras con uvas bonitas y ricas de comer. Es muy distinto de lo que ofrecíamos hace 5 años atrás. Creo que de a poco va a ir aumentando el consumo de un producto que es bueno. La uva es como la cereza, son frutas ricas. Sin duda que la gente va a seguir demandándola y lo que hoy estamos ofreciendo desde Chile, tanto en verdes como en rojas, son uvas mucho mejores en presentación, firmeza, crocancia, que las que teníamos hace 5 años atrás.

LAS PRODUCCIONES DE CHILE Y PERÚ TENDERÁN A EQUIPARARSE

¿Cómo ha sido la experiencia de producir en Perú y qué te parece la convocatoria a colaborar y compartir información?

Para nosotros ha resultado sumamente complementario producir en Perú y en Chile. Si, por ejemplo, ambos países productores/exportadores decidiéramos que ellos deben partir temprano y llegar hasta enero, creo que nos podríamos complementar bien. La temporada antepasada, cuando Ica llegó tarde, le fue mal a Ica y le fue mal a Chile. La pasada temporada Ica llegó a tiempo o más temprano y le fue bien a Ica y le fue bien a Chile. Hay que tratar de coordinarse para producir en la época en que a cada uno le corresponde y, luego de eso, algo de competencia habrá. Me parece que los recibidores hoy están contentos con los dos países. Hace un par de años estuvimos bien asustados los chilenos, porque EEUU y otros mercados querían uva peruana y pensaron que Perú podía alargar su ventana hasta abril, por lo que los chilenos estábamos liquidados. La temporada antepasada, con todos los problemas sociales y los problemas de puertos que tuvo Perú, los supermercados del mundo, pero especialmente los de EEUU, dijeron, ‘necesitamos también a Chile. No podemos depender solo de Perú’. Los peruanos producen muy buena fruta y los chilenos, con las variedades nuevas, también estamos produciendo muy buena fruta. Es por lo que creo que va a aumentar el consumo en el mediano plazo, con ambos países produciendo muy buena fruta desde noviembre hasta abril o mayo.

¿Qué variedades cultivan ustedes en Piura?

Las mismas que en Chile. Allison, Autumn Crisp, Sweet Globe… La Gracia es que en Piura, con una sola buena variedad blanca, la puedes cosechar en octubre, noviembre, diciembre y enero. Nosotros tenemos dos.

¿Seguirá creciendo Perú y achicándose Chile?

Opino que los niveles de producción de ambos países se van a tender a equiparar. Si bien los peruanos nos iban pasando, al parecer este año quedamos un poco arriba de ellos, pero el próximo estará arriba Perú con cerca de 70 millones de cajas y Chile con 65. En Perú también hay hartos problemas en diferentes zonas, especialmente del norte, donde a bastantes productores no les ha ido muy bien. Además, han estado teniendo problemas de agua en áreas del norte, lo que afecta a lo que está en producción y a los futuros proyectos. Ya no se ven proyectos como los que se veían hasta hace dos o tres años. Creo que Perú se va a ir consolidando en volumen y que no volveremos a ver esas plantaciones de 500 o 1.000 ha. El gran crecimiento de Perú se logró en base a deuda, porque eran empresas que venían de otros sectores de la economía. Creo que en unos tres años se van a tender a parecer los volúmenes de ambos países, con diferencias de 3, 4 o 5 millones de cajas para un lado o para el otro. En Chile tampoco creo que crezcan mucho los volúmenes porque, si bien están creciendo las licenciadas, en paralelo se están arrancando las tradicionales.

¿Ustedes diferencian en los mercados la fruta según su origen? O, ¿unifican criterios de manejo y objetivos de calidad?

Lo que intentamos es lograr el mismo producto en Perú y en Chile. Justamente porque es una misma etiqueta y tratamos de que sea un muy buen producto en ambas partes. Las estrategias dependen de la fecha, del mercado al que se orienta, de la calidad y de la etiqueta con que va esa fruta. Si es una uva más amarilla o verde, si es más grande o pequeña. Por supuesto que tenemos estrategias comerciales para cada una de las distintas calidades, pero tratando de que sea la misma calidad en ambos países para una misma etiqueta. Una Jumbo, bonita y de buen color, va a ir en una caja Gesex Premium, ya venga de Chile o de Perú.

Por ejemplo, China se está complicando para los peruanos por la extensión de la oferta local, particularmente por la variedad blanca, Shine Muscat, que está disponible casi todo el año. ¿Eso podría llevar a que China se abastezca desde Chile?

China se ha venido complicando por la Shine Muscat, pero, también porque el mercado no ha estado tan espectacular y se ha visto una baja general en el consumo. Los chinos van a seguir comprando fruta, pero de muy buena calidad, no cualquier uva, ya sea de Perú o de Chile. Posiblemente la ventana será para más tarde que para temprano, justamente porque temprano está Shine Muscat. Esta es una variedad de baya grande, crujiente, bonita. No es exquisita, pero es firme. Bastante parecida a Autumn Crisp. Con las hectáreas que dicen que han plantado, nos va a pegar un frenazo importante en las exportaciones hacia China. Particularmente porque los chinos compran más uva verde que de color. China es un mercado que hoy no se ve muy atractivo para la uva de mesa, ya sea de Chile o de Perú. Puede ser que haya posibilidades en Corea, Japón, Indonesia, entre otros países, pero, desgraciadamente, no en China. En China ha habido más fracasos que aciertos con la uva de mesa. Seguirá habiendo nichos y negocio para algunas calidades muy buenas que se van a seguir pagando caro. Pero no será un mercado de volumen como el de EEUU, al menos en la actualidad, no se ve así.

NO ES EL MOMENTO DE SEGUIR PLANTANDO EN CHILE

Cristián Allendes es de la opinión de que Chile debe seguir ajustando sus volúmenes. “Hay que terminar de sacar todas las variedades antiguas, pero como tuvimos un ‘veranito de San Juan’ no se van a sacar y este año sí que nos van a patear. Con los mayores volúmenes que van a haber, tanto de las nuevas variedades blancas buenas, como de las rojas nuevas, las variedades viejas van a sufrir. Sin duda que los supermercados piden Autumn Crisp, Sweet Globe y Pristine y aceptarán una Thompson solo si faltan de las otras, pero no van a faltar”.

Calcula el productor que de las variedades viejas no deben quedar más de 6 millones de cajas, las que van a tender a desaparecer o a su mínima expresión. “Ojalá la producción chilena tendiera a bajar todavía entre 5 y 10 millones de cajas, porque así tendríamos una buena oferta, tanto para el consumo en nuestras fechas, como para que los productores obtengan buenos retornos. No es el momento de seguir plantando uva de mesa en Chile”, advierte Allendes.

Recomienda esperar un par de años para ver si aumenta el consumo en EEUU, si aparece algún otro mercado comprando más fruta de lo que compra hoy día o si China se recupera… Es decir, solo si aumenta la demanda volver a crecer en uva de mesa.         


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“COMO PRODUCTORES EXPORTADORES SOMOS MUY CRÍTICOS CON EL COMITÉ DE LA UVA DE MESA”

¿Cuáles han sido los logros del Comité de la Uva de Mesa y que les falta por lograr?

El comité de la uva de mesa no había mostrado muchos logros. Muchas reuniones, pero pocos resultados. Sin embargo, este año se está tratando de que Frutas de Chile y FEDEFRUTA tengan posturas comunes en algunos aspectos. Ahora, luego de superado lo del systems approach, los productores exportadores, como nosotros, que estamos representados en el Comité, hemos sido súper críticos, especialmente en lo que se refiere a las estimaciones. Los peruanos nos dan lecciones de hacer estimaciones y, sobre todo, nos dan ejemplo de transparencia. En Chile, en el ámbito de la fruta, hay un ánimo de esconder lo que se tiene. Será por mi vocación gremialista, pero pienso que, si no somos realmente abiertos, la competencia tiene que entrar a suponer y puede suponer para bien o para mal. El comité no se había posicionado en cuanto a tener una sola voz y a lograr buenas estimaciones en función a la transparencia de los mismos exportadores. Muchos, que todavía exportan al portador, no quieren que se sepa que le exportan a tal o cual recibidor. Son actitudes prehistóricas porque, además, basta con indagar un poco para encontrar la información.

Si no entendemos muy claro que en el mundo globalizado de hoy hay mirar, por lo menos, las estadísticas de Chile, Perú y Sudáfrica unificadas, para recién estar en condiciones de saber cómo se van a mover los mercados. Los tres grandes exportadores de uva de mesa del hemisferio sur hoy llegamos casi a los mismos mercados. Si no tenemos súper claro lo que tiene cada uno vamos a desarrollar una mala estrategia comercial. Ya nos ha pasado muchas veces.

La pasada temporada fue muy buena para Chile y Perú y en menor medida para Sudáfrica, y eso se debió a una baja del volumen. Cuando nos excedemos en la oferta a cualquier mercado, obvio que bajan los precios. Ahora se demostró claramente, con menos volumen en casi toda la temporada hubo un permanente interés de consumo que nos llevó a un buen resultado. Pero, si no disponemos de información clara y transparente, los supermercados no saben cuándo promocionar o cómo determinar los precios. Cuando no disponemos de información veraz, pasa lo de la última temporada a mediados de mayo. En momentos en que teníamos buenos precios, de pronto llegó un volumen inmenso, del que nadie sabía, y pasamos de un mercado extraordinario al desplome de los precios. Por suerte para la mayoría de los productores chilenos, ya teníamos vendido el 90% de la fruta de la temporada, de otra forma hubiera sido gravísimo.

¿Qué falta?, que el Comité de la Uva de Mesa convenza a todos los representados de entregar información fidedigna y que se identifique los casos de información errónea. Que todos demos nuestra estimación con nombre y apellido, y que al final se transparente el porcentaje de cumplimiento de cada uno. Con la idea de que los que no cumplen, al año siguiente se preocupen de hacer una mucho mejor estimación, sin blufear o hacer estimaciones a la rápida.

Si logramos ese objetivo, va a ser fantástico, porque Perú ya lo hace. Los recibidores, desde siempre, nos han dicho que casi siempre la causa del desplome del mercado somos nosotros mismos. Creo que al Comité le ha faltado firmeza en que las empresas que participan sean transparentes o no participen. Mostremos quienes, realmente, están en la línea de lo que se quiere conseguir. Es algo que no necesitamos mantener oculto, porque, si está oculto, es muy malo para todos. Sin embargo, hay luces de que vamos a lograr mejores estimaciones.


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CLIMA Y TECNOLOGÍA

A nivel global el clima presiona sobre los costos y el nivel de riesgo, pero los precios, por ejemplo, de la uva de mesa, no se incrementan o, incluso, bajan. ¿Cómo se resuelve esa ecuación ante la necesidad de invertir en tecnología?

En la actualidad, todo lo que se incorpore a la producción debe venir con lo que llaman ‘un paquete tecnológico’. Por ejemplo, nosotros todos los años sumamos más hectáreas con techo plástico. Sin duda que se produce mejor fruta bajo los techos y es un seguro, aunque caro. Cerca de USD4.000/ha. Sin embargo, permite incrementar la producción por hectárea y la calidad y mejora eventos -como el raleo- porque levanta la temperatura. La uva de mesa es riesgosa y las variedades nuevas no son más resistentes, son iguales y si llueve se echan a perder, pero no hay duda de que mejorar los paquetes tecnológicos respecto de la protección del cultivo y del riego permite ir manejando el riesgo. El negocio va para allá. Se logra fruta de muy buena calidad bajo los techos. Aunque no creo que en Chile haya más de un 5 u 8% de la superficie en producción bajo techo, nosotros tenemos cerca de un 40% bajo cobertura. En la medida que vamos saliendo de estos años duros, vamos techando y renovando. Varios de los socios de Gesex hemos ido incorporando superficie bajo techo, con mejores paquetes tecnológicos, por lo que aumentamos las producciones por hectárea. Logramos muy buenas producciones este año y, por lo mismo, retornos muy buenos.

 

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