Fitopatólogo Fernando Riveros sobre enfermedades de postcosecha en destino

“EL VERDADERO AGENTE CAUSAL DE LA MAYORÍA DE LAS PUDRICIONES ES Penicillium sp.”

En ensayos realizados en destino, se determinó que más del 85% de los problemas fitosanitarios calificados -en general- como pudriciones correspondía a Penicillium sp, hongo que no es eficientemente controlado por SO2 y al que le acomoda el frío. Acá recomendaciones para el manejo agronómico y control químico de esta importante enfermedad.

Los factores predisponentes para las infecciones por Penicillium sp. son fruta sobre madura (muy altos brix), bayas muy grandes, cosechas largas que causan daños en las cutículas y, además, que los programas de control químico están orientados principalmente al manejo de Botrytis cinerea (botritis).

Fernando Riveros, fitopatólogo especializado en vides y de larga experiencia en el cultivo, va todos los años -desde 2017- a Filadelfia a inspeccionar la llegada de la uva de mesa chilena. Por lo general, el ejercicio lo realiza junto a Mauricio Flores, asesor UVANOVA, quien, por distintas razones, así mismo va con frecuencia -desde el año 91’- a recibir la fruta.

“El año 2017, para mí, marcó una diferencia notable ya que, primero, entendimos que la fruta está expuesta a guardas obligadas, siendo que no está preparada para ser guardada. Las guardas obligadas, durante esa temporada, provocó que fruta que salió sana de origen, porque ese año hubo baja presión de enfermedades de postcosecha en Chile, pero la fruta fue sometida a un largo período de postcosecha por guardas obligadas en destino, de modo de que presentó una incidencia de pudriciones significativamente mayor”, señala Riveros.

ESTRATEGIAS PARA BOTRITIS NO AFECTAN PENICILLIUM

En ese contexto y gracias a la posibilidad de revisar una gran cantidad de cajas de uva de mesa importada desde Chile, determinaron que, si bien aparecía botritis en baja frecuencia, el verdadero agente causal de la mayoría de las pudriciones correspondía a Penicillium sp. Una especie de hongo descrita como uno de los agentes causales de pudrición ácida. “Penicillium es un patógeno de postcosecha que se desarrolla y compite muy bien en frío, a diferencia de botritis, hongo que se inhibe con el frío y que, si bien no se muere, tampoco se desarrolla. Por su parte, Penicillium prolifera muy bien en condiciones de postcosecha y aparece descrito como uno de los principales agentes causales en pudriciones de postcosecha”, advierte Riveros.

Por definición las microfisuras son más frecuentes en la fruta sobre madura.

Mauricio Flores añade que, si bien las cajas de fruta llevan generadores de anhídrido sulfuroso para control de botritis, este gas no controla Penicillium. “Comprobamos que la gasificación en las cajas, en estos casos, no había sido efectiva dada la alta frecuencia de las pudriciones por Penicillium”, señala.

El fitopatólogo explica que la sintomatología de las pudriciones por Penicillium en uva de mesa es diferente a lo que se aprecia cuando la descomposición de las bayas es por botritis. “Con Penicillium se observa maceración de tejido y de pulpa de la fruta”.

“Como al mercado no le interesa determinar la causa u origen de la enfermedad o defecto que presenta el producto, a todo problema fitosanitario de postcosecha que presenta la fruta se lo califica como pudrición y se castiga todo por igual. El asunto es que si estamos equivocados sobre qué es lo que está provocando la pudrición, difícilmente vamos a poder determinar una solución idónea para el problema”, precisa Riveros.

“Como asesor en producción o como fitopatólogo el desafío está en buscar una solución para minimizar el impacto de las pudriciones de postcosecha. Pero si no se identifica bien cuál es el organismo causante de la enfermedad difícilmente podrás elaborar una estrategia adecuada para el control”, complementa Riveros.

La enfermedad se va a desarrollar mejor en guardas más prolongadas y se va a expresar en fruta con cutículas más delgadas o débiles, situación que muchas veces está asociada a fruta más madura. “Las poblaciones del hongo están siempre presentes en los parrones. Si se muestrean bayas sanas, se las lleva al laboratorio y se les hace un cultivo, siempre va a aparecer Penicillium, explica Mauricio Flores. “Esta especie es un parásito facultativo que está en todas partes porque tiene muchos hospederos y el hongo estará en todos ellos. Por las características de la especie, es un hongo tremendamente difícil de manejar y le acomoda muy bien las condiciones de almacenaje en frío. Es un ambiente que le favorece”, detalla Riveros.

INGREDIENTES ACTIVOS CON DOBLE PROPÓSITO Y ‘MANEJO DE INÓCULO’

Explican que el manejo para botritis no coincide exactamente con lo que se requiere para el control de Penicillium, ya que los programas de control en campo varían -principalmente- respecto de los momentos de aplicación de fungicidas. Por ejemplo, si se aplica en flor, como es lo acostumbrado para control de botritis, probablemente no se va a incidir en Penicillium.

Caracterización de moho azul causado por Penicillium spp. En uva de mesa almacenada en frío.           
Andrés Donoso y Bernardo A. Latorre.

Afortunadamente, según el fitopatólogo, entre los fungicidas en el mercado, para control de pudriciones de la fruta, existen ingredientes activos que funcionan con doble propósito, al ser efectivos para, en este caso, controlar tanto botritis como Penicillium. Ejemplos de esto son pirimetanilo y fludioxonilo. El ejemplo contrario sería fenexamida, un fungicida específico para botritis o especialista botriticida.

Según Mauricio Flores, si en flor hablamos de botritis, ya no hablamos de botritis de pinta a cosecha, sino que hablamos de pudriciones en general, en un contexto en que hoy la mayor parte de los productores están entendiendo que sus problemas en destino corresponden a Penicillium.

“Está descrita la dinámica poblacional de Penicillium en uva de mesa. En un estudio realizado por el Dr. Bernardo Latorre, quien analizó bayas sanas para monitorear inóculo de Penicillium desde crecimiento de bayas hasta cosecha. En crecimiento de baya encontró muy poco inóculo, en pinta poco inóculo, pero, a medida en que se acercaba la cosecha comenzaron a aumentar exponencialmente, en la superficie de las bayas, las unidades formadoras de colonias de Penicillium, pero todavía sin causar pudriciones”, apunta Flores.

La propuesta de control en campo de Penicillium consiste en ir reduciendo progresivamente el inóculo para llegar a cosecha con niveles poblacionales lo más bajo posible en la fruta. Los profesionales la definen como ‘estrategia de manejo de inóculo’.  

“Hoy sabemos, dice Riveros, que en Chile el inóculo se comienza a acumular sobre las bayas sanas, desde Pinta hasta Cosecha. Poco en Pinta y mucho a Cosecha. Lo que proponemos es intervenir con un fungicida doble propósito, pero no en Pinta, sino que aplicar un producto contra pudriciones, de doble propósito, 14 días después de Pinta y entrar nuevamente con uno de las mismas características 14 días después de la primera aplicación”.

Según el fitopatólogo, eso asegurará una baja cantidad de inóculo a la hora de embalar la fruta. La idea es, ojalá, lograr llegar con cero inóculo en las bayas a cosecha. Riveros afirma que, aun modificando el timing de las aplicaciones de fungicidas, el programa de control continuará siendo efectivo contra botritis. El programa de propuesto de control ha sido probado en ensayos realizados por el propio Fernando Riveros.

ENSAYOS DE CONTROL DE PENICILLIUM

En el muestreo al arribo que realizaron para el ensayo determinaron que el 85% de las pudriciones observadas fueron causadas por Penicillium sp.

Respecto de las moléculas de control. “Hicimos un screening para determinar qué funcionaba y qué no funcionaba. De descartamos Fenexamid como fungicida doble propósito. Luego comparamos Fenexamid, que presentó cero control de Penicillium, con diferentes ingredientes activos aplicados entre Pinta y Cosecha. Determinamos que había una clara diferencia de control entre productos doble propósito y Fenexamid. Por otro lado, la concentración y volumen de la mezcla fungicida es la misma para ambas especies de hongos”, detalla el fitopatólogo y afirma que la estrategia de control propuesta no incrementa el costo del programa estándar de manejo de pudriciones.

“Hay dos ingredientes activos fungicidas principales que se utilizan en postcosecha. Uno es fludioxonilo, que se usa en la cereza, y el otro es pirimetanilo, que se usa en cítricos y en manzanos. O sea que son productos con historia de control de hongos de postcosecha. Aquí no se está inventando la rueda”, aclara Flores.

Como se puede ver en el recuadro que describe el ensayo, las secuencias fungicidas con pirimetanilo o fludioxonilo redujeron significativamente las pudriciones de postcosecha causadas por Penicillium expansum.

Los manejos agronómicos en general se orientan a lograr fruta con más cera, con mejor cutícula, cosechada en el momento óptimo y enfriada oportunamente.

“Si bien el 70% de los resultados del control dependen de los manejos agronómicos y solo el 30% del control químico, un aspecto no es más importante que el otro, ya que, si ese 30% está bien orientado, va a ser un gran aporte”, apunta Mauricio Flores.

EL HONGO ENTRA POR HERIDAS Y LE GUSTA EL FRÍO

Con Penicillium se observa maceración de tejido y de pulpa de la fruta.

Por un lado, los quiebres de temperatura y el posterior reingreso a almacenaje en frío favorecen la expresión de fisuras y heridas en la cutícula de las bayas, fomentando las pudriciones de postcosecha en general, pero particularmente en el caso de Penicillium. Sin embargo, también incrementa las microfisuras la tendencia a cosechar la fruta sobre madura y las guardas en destino.

“En los últimos años se instaló el concepto de que hay que cosechar ‘fruta más terminada’, pero -en mi opinión- se está confundiendo ‘fruta más terminada’ con fruta más vieja. No necesariamente la fruta estará mejor terminada solo por contener más azúcar. Sin embargo, quedó la idea de que la fruta más madura será más consistente y firme, pero no es tan lineal esa relación. Lo que para mí está claro es que la fruta, mientras más grados brix, potencialmente estará más senescente”, afirma Flores.

Según el profesional, en sus pautas o protocolos de cosecha, en general, los programas genéticos que han originado las nuevas variedades definen sólidos solubles altos en función de expresar el mayor potencial de sabor, para ofrecer una mejor experiencia sensorial y diferenciarse de las variedades tradicionales. Sin embargo, “no debemos olvidar nuestra lejanía con los mercados y que, además, por la sobreoferta, muchas veces la fruta debe esperar antes de ser comercializada. En el nuevo escenario comercial, la fruta desde que se cosecha hasta que se consume, incluso en temporadas normales, puede tener que soportar 40 días”.

Si antes, la fruta enviada a EEUU -por ejemplo- se consumía en un plazo de 12 a 15 días. Hoy muchas veces se debe esperar por mejores precios, lo que presiona la postcosecha de la fruta. Por esto, la recomendación apunta a cosechar con el mínimo grado de madurez permitido, ya que, por definición, las microfisuras son más frecuentes en la fruta sobre madura. Por otro lado, la fumigación es un evento muy determinante respecto de las microfisuras, fundamentalmente porque se quiebra la cadena de frío y se condensa la humedad en las bolsas, generando agua libre. Fruta que, además, muchas veces debe ser reingresada al frío para ser guardada por requerimientos comerciales.


RECUADRO

ENSAYOS DE EFICACIA DE DIFERENTES SECUENCIAS FUNGICIDAS EN EL CONTROL DE PENICILLIUM

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