Asesor Martín Silva enfatiza

“NECESITAMOS UN PROGRAMA OFICIAL PARA SYSTEMS APPROACH”

Sobre la temporada: estuvieron las yemas y los cargadores, salvo en variedades más débiles, como Sable. Tendremos una mejor brotación en la medida en que haya temperatura que la soporte.

La pasada temporada fue atípica. Partimos con temperaturas mínimas más altas y poca acumulación de frío, seguido de una primavera más bien fresca y una entrada a verano a la que le costó soltarse. Pero a fines de enero tuvimos una ola de calor tremenda, de la que no recuerdo precedente. Una semana, en la zona de San Fernando, medimos máximas 39, 38, 39 y el resto de los días sobre 35°C. Al final la fruta no maduraba, costó mucho que terminara y tomara azúcar. La fruta quedó golpeada por esa ola de calor, por lo que el sistema no terminó muy cómodamente.

PODA Y FERTILIDAD

En poda, como siempre, el objetivo es alcanzar el potencial productivo de los cuarteles. Con esa orientación y los análisis de yemas, que mostraron un porcentaje de fertilidad un poco más alto que la temporada anterior, determinamos el número de yemas para llegar a los racimos objetivo. Estuvieron las yemas y los cargadores buscados. Sin embargo, en algunas variedades especialmente poco vigorosas, como Sable, se observó una expresión de mayor debilidad y costó más conseguir el número de cargadores y de yemas por cargador.

Si bien la fertilidad estuvo bastante alta, aun me intriga la mencionada dificultad para madurar de la fruta y temo que pudo incidir en la acumulación de reservas. Debemos profundizar en cómo lograr mejores reservas, en cantidad y en calidad, para soportar la brotación de la temporada. Los problemas de brotación retrasada los atribuyo básicamente al nivel de reservas. Cerca del 70% de la nutrición del período de brotación a flor proviene de las reservas, por lo que es clave que las reservas estén ‘cargadas’. Durante ese período relativamente corto y en que se riega poco, la planta no se nutre del suelo y las reservas son fundamentales.

Fue un año bastante más frío que el anterior. Julio tuvo una ola de frío de dos semanas, lo que debiera incidir en una muy buena dormancia y en una mejor brotación en la medida en que tenga temperatura que la soporte. Sin embargo, el clima no ha querido soltarse y ya llegando a las fechas de brotación de la zona de Aconcagua hacia el sur, la temperatura todavía está floja y no se deja sentir la entrada a septiembre. No son descartable las heladas porque hay una mayor acumulación de nieve en la cordillera, lo que aporta a que las temperaturas sean más bajas.

RECONSTRUIR EL BULBO DE RIEGO

Primero que nada, debemos medir los niveles de humedad del suelo, ya que ha llovido, y si se duda al respecto, cerca de 10 o 15 días antes de brotación dar un riego generoso, que reconstruya el bulbo mojado. Luego de eso, por ejemplo, en suelos de la zona central, esperar hasta que la planta comience a tomar agua (no es suelos arenosos o salinos). En zonas con suelos francos o franco-arcillosos debiéramos completar 2, 3 o -máximo- 4 riegos hasta flor. Es fundamental no sobre regar en esa etapa porque cualquier falta de oxígeno o exceso de agua es determinante en la emisión de raicillas blancas, que son clave en la nutrición de la temporada, dentro de lo que destaca el calcio.

REFORZAR PROGRAMA PARA SYSTEMS APPROACH

Las zonas que enfrentan el systems approach deben reforzar el control de Brevipalpus y el control de Lobesia. Estimo que para este desafío necesitamos un programa oficial y fundamentado, porque nos compromete como país, un objetivo en que UVANOVA podría colaborar. No me preocupa oidio, pero habrá que estar atentos a botritis si la primavera es húmeda o lluviosa.

 

 

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